martes, 13 de marzo de 2012

Flan de fruta de la pasión


El maracuyá o fruta de la pasión es una fruta en forma de baya, de sabor acidulado, originaria de Centroamérica, probablemente de Brasil (mayor productor del mundo), perteneciente a la familia de las Pasifloráceas. Podemos encontrar diferentes variedades como la fruta de la pasión amarilla, la morada que es más pequeña o la granadilla que es más dulce y de color anaranjado.
Se encuentra en plenitud durante el invierno, resultando más carnosa y jugosa que en el verano. Su forma es redonda u ovoide, siendo la variedad amarilla y la granadilla las de mayor tamaño. El grosor de la piel depende de la variedad, tiene un diámetro de 35 a 80 milímetros y un peso aproximado de 30 gramos. La fruta de la pasión amarilla es más larga que la morada y puede llegar a pesar hasta 100 gramos.
La recolección se realiza cuando la fruta está madura, cae al suelo y por la perdida de humedad comienza a arrugarse, pero para poder comercializarla con éxito, se recolecta con anterioridad a este proceso natural, para que su piel se mantenga lisa.
Eliminando la piel y las semillas, se obtiene la pulpa, que supone aproximadamente un 35% del peso total y admite perfectamente la congelación.  Las frutas arrugadas deben consumirse a lo sumo en tres o cuatro días.
La granadilla debe dejarse a temperatura ambiente para que madure y se endulcen, incluso pueden envolverse en papel de periódico para acelerar el proceso.
La fruta de la pasión es rica en vitamina C y provitamina A, también en minerales como el fósforo, el potasio o el magnesio y además es rica en fibras. Su principal componente son el agua y los hidratos de carbono, lo que le otorga un alto valor calórico  
Para apreciar todo su sabor lo mejor es comerla tal cual, abierta al medio y con ayuda de una cucharilla. También podemos retirar las semillas y usar la pulpa para zumos y batidos, mezclados con otros cítricos. En la cocina puede dársele multitud de usos, tanto en la cocina salada (ensaladas, salsas, vinagretas, etc.), como en el mundo dulce, donde podemos extraerle todo su jugo, (nunca mejor dicho) en la elaboración de helados, mousses, cremas, salsas, macedonias y un sinfín de elaboraciones. La receta de hoy es un sencillo flan de maracuyá en el que las semillas nos aportan un toque crujiente y sedoso que otorgan a esta fruta una magia especial.
Flan de fruta de la pasión
Para la pulpa de fruta de la pasión
1 kl de Fruta de la pasión
Partir al medio y extraer la pulpa, retirar las semillas y guardar por separado pulpa y semillas.
Para el flan de fruta de la pasión
850 ml de Leche
8 Huevos
220 gr. de Azúcar
1 Vaina de vainilla Bourbon
150 gr. Pulpa de fruta de la pasión

Poner una olla con la leche y la vainilla previamente abierta y raspada, llevar a ebullición y retirar del fuego. Por otro lado mezclar los huevos con el azúcar y batir ligeramente, añadir un cazo de leche a la mezcla de huevos y azúcar y mezclar bien. Incorporar el batido de huevos y azúcar a la olla con la leche, agregar la pulpa de fruta de la pasión y mezclar todo muy bien. Disponer la mezcla en las flaneras o en el molde que deseemos, en el que habremos puesto un poco de caramelo con anterioridad y coceremos en el horno al baño María a 140º durante 30 minutos (el tiempo variara dependiendo del tamaño del molde). Sacar y dejar enfriar.

Para el montaje del palto
Desmoldar el flan y disponerlo en el centro de un plato, acompañar con pulpa y semillas de fruta de la pasión, partida justo en el momento de montar el plato.

 

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